Muchas veces creemos estar viendo la realidad… pero en realidad estamos viendo nuestra versión de ella. Vemos interpretaciones construidas por creencias, memorias, miedos y expectativas.
Lo noté hace poco en una conversación donde me sentí incómoda. Al repasarla, pensé: “Es que no me valoran”. Pero luego, cuando me detuve a observar, vi que eso no era un hecho. Era una interpretación automática. Una forma antigua de leer la realidad.
La mente no muestra lo que es. Muestra lo que cree. Y si no entrenamos esa percepción, terminamos repitiendo siempre la misma historia.
Ejercicio para entrenar tu mirada:
Escribe tres situaciones recientes donde te hayas sentido bloqueado, frustrado o inseguro.
Detecta la interpretación que hiciste en cada una. Tal vez algo como:
“No soy suficiente”
“Esto siempre me pasa”
“No lo voy a lograr”
Abre nuevas posibilidades:
Pregúntate: ¿Qué otra interpretación sería posible si miro esto desde la calma, la confianza o el aprendizaje?
Por ejemplo:
“Quizás esta situación vino a mostrarme algo que todavía estoy aprendiendo.”
“Tal vez no fue personal. Tal vez el otro también estaba atrapado en su interpretación.”
“No lo logré hoy… pero eso no dice nada de lo que puedo lograr mañana.”
Cambiar la mirada no cambia el hecho… pero sí cambia cómo lo vives. Y ahí empieza la transformación real: dentro.