Esta parábola de Jesús, tomada de Mateo 13:52, compara a un escriba instruido en el Reino de los Cielos con un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

Significado:

Jesús se refiere a los discípulos, quienes, al ser instruidos en su enseñanza, tienen el deber de compartir y aplicar tanto la revelación antigua (el Antiguo Testamento) como la nueva (sus enseñanzas). Esto implica que el mensaje de Dios es continuo y no se rechaza lo antiguo, sino que se comprende a la luz de lo nuevo.

Desde la visión de Un Curso de Milagros, esta enseñanza se puede aplicar en nuestro día a día a través de la integración de lo antiguo (las creencias y aprendizajes pasados) y lo nuevo (una nueva percepción basada en el amor y el perdón).

Cómo vivir esta enseñanza en nuestra vida cotidiana:

1. Honrar lo que hemos aprendido, pero estar abiertos a una nueva visión.

Jesús habla de sacar de nuestro tesoro tanto lo viejo como lo nuevo. Esto simboliza que no necesitamos rechazar nuestro pasado o nuestras creencias previas, sino verlas con nuevos ojos.

En nuestro día a día:
Muchas veces nos aferramos a lo que hemos aprendido (cultura, creencias, experiencias) sin cuestionarlo. UCDM nos invita a usar ese conocimiento como base, pero sin que limite nuestra capacidad de ver de otra manera. Podemos preguntarnos: ¿Estoy dispuesto a ver las cosas de otra manera?

2. Soltar el juicio y practicar el perdón.

El "tesoro viejo" puede representar las creencias basadas en el miedo, la culpa o el castigo. El "tesoro nuevo" es la enseñanza del perdón y la unidad que Jesús nos trae en el Curso.

En nuestro día a día:
Si alguien nos hiere, podemos reaccionar desde lo viejo (juicio, resentimiento) o desde lo nuevo (perdón, comprensión). En lugar de decir Esta persona me hizo daño,  podemos preguntarnos: ¿Qué me está mostrando esta situación sobre mí mismo? ¿Puedo verla con los ojos del amor en lugar del miedo?

3. Enseñar con nuestra actitud, no solo con palabras.

Jesús dice que un escriba instruido en el Reino de los Cielos debe compartir tanto lo viejo como lo nuevo. No se trata solo de palabras, sino de ser un ejemplo de paz y amor en el mundo.

En nuestro día a día:
Cada interacción es una oportunidad para ser un canal de amor. En vez de reaccionar automáticamente con impaciencia, podemos elegir conscientemente responder con paz. Así enseñamos sin palabras.

4. Confiar en que siempre hay una manera diferente de ver las cosas.

El Antiguo Testamento tenía leyes rígidas; Jesús vino a traer un mensaje de amor y libertad. UCDM nos dice que lo que vemos con nuestros ojos no es la verdad absoluta, sino una interpretación basada en nuestras creencias.

En nuestro día a día:
Cuando enfrentemos un problema, en lugar de pensar “esto es imposible”, podemos abrirnos a la posibilidad de un milagro diciendo: Debe haber otra manera de ver esto. Espíritu Santo, muéstramela.

Conclusión:

Aplicar esta enseñanza significa vivir en equilibrio: valorar lo que hemos aprendido, pero estar siempre abiertos a una nueva forma de ver. Nos recuerda que cada día podemos elegir entre el miedo y el amor, el pasado y el presente, el juicio y el perdón.

Cuando vivimos desde esta conciencia, nos convertimos en escribas del Reino de los Cielos: aquellos que enseñan con su vida el mensaje de que solo el Amor es real.