Una de las respiraciones que se pueden practicar con niños y niñas, es la respiración de la abeja, que consiste en inspirar, taparse los oídos y exhalar el aire mientras pronunciamos mmm, de manera que se crea un sonido similar al zumbido de una abeja.
Esta técnica de respiración se llama Brahmari, y destaca por proporcionar una sensación de calma. Con el paso de los años, se han descubierto otras ventajas asociadas a respirar de esta manera.
En un artículo del American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, los doctores Weitzberg y Lundberg señalaron que exhalar de esta manera incrementa el óxido nítrico hasta 15 veces más que si se exhala en silencio, aumentando la ventilación de los senos paranasales y la liberación de óxido nítrico.
Hasta los años 80, este óxido nítrico se consideraba tóxico, pero en 1998, Robert F. Furchgott, Luis J. Ignarro y Ferid Murad ganaron el Premio Nobel tras descubrir que el óxido nítrico gaseoso es una molécula de señalización importante en el sistema cardiovascular.
Para aprovechar sus beneficios es necesario respirar por la nariz, con respiración abdominal, para maximizar la oxigenación corporal. El óxido nítrico influye en los siguientes procesos:
Vasorregulación (apertura y cierre de los vasos sanguíneos).
Homeostasis (equilibrio fisiológico).
Neurotransmisión (mensajería del cerebro).
Defensa inmunitaria
Respiración
Por todo ello, ayuda a prevenir la hipertensión, reducir el colesterol, y mantener las arterias jóvenes y flexibles, reduciendo los riesgos de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
En este enlace podéis ver cómo se realiza esta respiración; es un vídeo muy apropiado para verlo con peques.